Monday, March 8, 2010

Mi Equipo


Los deportes son grandísimos para mí en los Estados Unidos. Traen la gente junta para apoyar un equipo y una ciudad. Cuando vas al partido de tu equipo, eres un parte de un comunidad que tiene el mismo interés y pasión. Hay algo sobre deportes que las hace personas sentirse que son un parte de algo mucho más grande que una persona. En Chicago, mi ciudad, tenemos dos equipos de béisbol, y son muy importantes a los aficionados. Vivo al norte de la ciudad, un sitio donde casi todos son aficionados de los Cachorros. De hecho, los Cachorros tienen mucho más entusiastas que el otro equipo, mi equipo, los Calcetines Blancos. Ser un aficionado de los Calcetines, especialmente donde vivo, me define. No es fácil alentar para mi equipo, pero soy leal y no lo saldré.

Cuando vine aquí, era difícil por no tener un equipo de deportes. Nunca había seguido fútbol y no sabía que hacer. Un día, decidí ir al partido de Fútbol Club Sevilla con varios amigos míos. Fuimos temprano por estar seguro que pudimos recibir entradas. Después de comprar nuestros billetes, nos sentamos cerca del estadio para un botellón pequeño. La imagen de diez hombres americanos tomando cervezas en frente del estadio es uno que nunca me olvidare.

Después de un rato, aficionados sevillanos vinieron cerca de nosotros para botellón también. Mis amigos hablaban cuando camine a los sevillanos. Nos conocimos y comenzamos hablar sobre las primeras preguntas que nuevos amigos tienen: “¿De donde eres?”, “¿Cuanto tiempo han estado en Sevilla?”, “¿Es tu primer partido?”, etc. Hablábamos por casi dos horas antes del partido. Saque una foto con los aficionados para recordar mis nuevos amigos. Les dije que iba a comprar una bufanda del Sevilla FC porque sabía que muchas de las entusiastas lo tenían. Cuando uno me escucho decir esto, puso el mano a dentro de su bolsa y tiro una bufanda. La puso en mi garganta y se sonreía. Dije, “¡Que guay!”, tan comencé despegarla. Me paro tan dijo, “Un regalo para ti.” No sabía que hacer o decir. Después de varios momentos de silencio, encontré las palabras “¡Mil Gracias!” Los aficionados se reían y continuábamos hablar.


Luego, mis amigos y yo entramos el estadio para buscar nuestros asientos. Estábamos muy arriba, pero con una vista maravillosa. Podíamos ver todo el césped y todos los jugadores. El aire era lleno de aplausos y el olor de tabaco. Por todo el partido, gritábamos y reíamos con las personas a nuestros lados. Cuando conseguimos un gol, fui a la fila detrás de nuestra y pegue manos con todos los aficionados. Sabían que no éramos de Sevilla, pero no les importa.


No me importaba que Sevilla gano esta noche. Había algo más grande de este partido. En varios momentos y instancias era evidente: éramos parte de algo más grande aquí en Sevilla. Los aficionados sevillanos no les importaba que fuimos americanos; éramos todos juntos para apoyar el mismo equipo. Esta es la belleza de deportes. Por una noche, y ahora por eternidad, apoyamos Sevilla FC. Finalmente tuve un equipo.

1 comment:

  1. Me alegro mucho de que tengas no sólo un perro (tu sueño cumplido) sino también un equipo de fútbol en tu nueva ciudad... y que el equipo exista de verdad.

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