Tuesday, May 11, 2010

Guía para día (o dos)


Nunca pensaba que era un experto en Sevilla hasta mi amiga y sus compañeros me visitaron. Se llama Gigi y conocimos en instituto y hemos estado amigos desde entonces. De hecho, fuimos a un baile junto nuestro tercer año. Continuamos tener una relación estrecha. Ella estudia en Alicante ahora, pero en Marzo, me envió un mensaje decirme que vendría a Sevilla por un fin de semana con sus amigos. Estuve ilusionado y comencé preparar para que fuera a mostrarlos.


Cuando alguien me visita, en cualquier sitio estoy, siempre quiero que vean los aspectos mejores. Cuando mis hermanos o amigos me visitan en la Universidad de Wisconsin-Madison, los llevan a un partido de fútbol americano y los bares y restaurantes conozco muy bien. Cuando mis amigos me visitan en mi casa de Chicago, los llevan a museos y acuarios y planetarios; los llevo a las casas de mis amigos y los restaurantes he conocido desde era niño. Pero, aquí en Sevilla es diferente. Pensaba que no sabía bastante para mostrar la ciudad. Era incorrecto.


Cuando llegaron, los pide que nos reuniéramos en Plaza Nueva. Quedamos allí y les mostraron el mercadito, al Ayuntamiento, y la estatua. Fuimos para tapas y cervezas cerca de Calle Sierpes, así que vieron donde la gente va para comprar ropa y otras cosas.


Por la noche, los lleve a mis bar de tapas favorito en la ciudad, se llama La Giralda porque esta muy cerca de La Giralda real. Ordene todas las tapas y cada una era mejor que el ultimo. Entonces, fuimos a nuestro sitio de botellón, debajo de la Torre de Oro. Les di la historia de la torre y me dijeron que sabía muchísimo sobre esto. “Supongo que si”, les dije. Nunca lo pensaba. Después, los llevo a calle Beitis a un bar se llama Long Island, porque conozco a los camareros muy bien. Chupitos, cervezas, y conversaciones buenas era lo que fluyo.


El próximo día, los deje para explorar solos. Pero reunimos en otro bar de tapas que me encanta. Después de comer como reyes, volvimos a la Torre para botellón parte dos. Esta noche, los llevo a Alfalfa, explicando que este sitio era más lleno con sevillanos y podíamos hablar más español. Todos estuvieron de acuerdo, porque en menos de cinco minutos, hablaban con sevillanos y sevillanas en Bare Nostrum. Era una noche larga que era preciosa.


Antes de se fueron el domingo, me enviaron un mensaje: “Gracias por todo que nos has mostrado. Conoces tu ciudad muy bien. Es claro que te encanta. Hasta luego.” Esto es cuando me di cuenta de algo profundo: tengo dos casas. Me echa de menos mi familia, mis amigos, y mis sitios favoritos de Chicago. Pero ahora tengo una familia de amigos aquí, con nuestros propios sitios. Sevilla es mi residencia geográficamente y mentalmente.

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